Pero esta vez no es porque una de ellas le haya cambiado la vida a algún jugador recurrente, de alguno de los muchos casinos de la Argentina, sino porque Cristóbal López, un empresario, fuertemente asociado a la presidenta de la nación, controla el Hipódromo de Palermo, y las salas flotante de la costanera porteña, pero como eso puede parecer poco, también se quedó (de acuerdo a este artículo de lanacion.com), con las ganancias de la recolección de las apuestas online.
Con muchas ramificaciones, mezcla de luchas electorales, el juego en la Argentina sigue rehén de los políticos, y con esto, los jugadores.